Con Andor una cosa hemos confirmado: Disney es consciente de que algunos de sus clientes tenemos una capacidad intelectual superior a la de un niño de 12 años. Muchas gracias a Tony Gilroy por esta creación, y a Kathleen Kennedy por hacerla posible.
Con Andor por fin se han acabado los niños sabiondos, los peluches en forma de Yoda, los robots estúpidos de hojalata, los decorados de cartón y las pistolas láser que generan chispas.
Con Andor se ha trabajado un guión, se le han incrustado matices, los personajes están bien escritos, y la historia está enriquecida con distintas tramas paralelas, violentas y políticas, que confluyen en un drama verosímil. Y Diego Luna está a la altura.
Con Andor tenemos todos la esperanza de que la basura por episodios que nos han ido vendiendo hasta ahora en torno al mundo Star Wars quedará relegada a un pasado vergonzoso, para empezar a tomarse en serio futuras producciones a la altura de la épica saga cinematográfica.
En un universo tan vasto y explorado como el de Star Wars, es raro encontrar una producción que no solo cumpla con las expectativas, sino que las supere con creces. Sobre todo, teniendo en cuenta en manos de quién está la franquicia. ”Andor" no es solo una serie de Star Wars, es una obra maestra de la ciencia ficción creada por Tony Gilroy, es un thriller de espionaje político excepcionalmente bien ejecutado que redefine lo que una historia de esta saga puede ser.
Desde el primer episodio, "Andor" se desmarca de lo habitual soslayando los sables láser y los omnipresentes poderes de la Fuerza. Aquí, la magia reside en la construcción de un mundo crudo y realista, donde la opresión del Imperio se siente de forma tangible y asfixiante. La serie nos sumerge en las vidas de la gente común, aquellos que sufren bajo la bota imperial y que, poco a poco, son empujados hacia la rebelión.
Diego Luna retoma su papel como Cassian Andor tras “Rogue One” (2016) ofreciendo una actuación fascinante. Lo vemos evolucionar de un individuo egoísta y con problemas a un líder reticente de la incipiente Alianza Rebelde. Pero no es solo Andor quien brilla, pues el elenco de apoyo es fenomenal. Stellan Skarsgård como Luthen Rael es una revelación, un personaje complejo y moralmente ambiguo cuyas motivaciones son tan profundas como peligrosas. Cada personaje, por pequeño que sea su papel, se antoja auténtico y vital para la narrativa.
Lo que realmente eleva a "Andor" es su guión inteligente y maduro. Tony Gilroy teje una trama densa y multifacética que explora temas de resistencia, sacrificio, burocracia y la naturaleza del fascismo. Los diálogos son afilados y significativos, la tensión es constante, y cada arco narrativo se desarrolla con un ritmo deliberado que recompensa la paciencia del espectador. La serie se toma su tiempo para construir el mundo y sus personajes, lo que hace que los momentos de acción sean mucho más impactantes y gratificantes.
Visualmente, "Andor" es impresionante. La dirección de arte es impecable, creando entornos orgánicos y auténticos, desde los mugrientos callejones de Ferrix hasta las imponentes estructuras imperiales. En resumen, "Andor" es una serie esencial, no solo para los fans de Star Wars, sino para cualquiera que aprecie la buena narrativa. Es oscura, compleja, emocionante y, en última instancia, una celebración del espíritu humano frente a la tiranía.