Vidkun Quisling, político noruego, pasó a la historia como sinónimo de traidor. Durante la Segunda Guerra Mundial, siendo Primer Ministro, facilitó la invasión nazi de Noruega al pedir la intervención de Hitler. Su colaboración con el régimen nazi marcó profundamente al país.
Tras cinco años de ocupación alemana, Noruega inició su reconstrucción y buscó justicia. Quisling fue arrestado, juzgado por crímenes de guerra y ejecutado en 1945, dejando su nombre como emblema universal de la traición.