Errementari
Críticas
3,5
Buena
Errementari

Al diablo con el diablo

por Marcos Gandía

Mientras los Goya llenaban de estatuillas a Sleepy Hollow no anda muy alejada de esta historia en una Euskadi azotada por las guerras carlistas, por los temores atávicos, la muerte, el hambre, la miseria, las injusticias y el ocultismo.

Urkijo no se avergüenza nunca de estar explicando un cuento (con el aroma de una película de la Hammer o de la antropología del Akelarre de Pedro Olea), pero no lo hace a la manera Disney (aunque el Disney más terrorífico y esquinado, barroco, de Noche en el monte pelado, bien podría estar ahí), sino siguiendo los postulados de quienes mejor supieron adentrarse en la leyenda y la magia para subvertir y pervertir el cuento para niños: las cinematografías del este de Europa.

Partiendo asimismo de la base de que este mismo cuento popular de Euskadi existe en otras formas (pero muy similares) en, por ejemplo, Rusia, Errementari adopta la estética del fantastique soviético y checo, para llenar de expresionismo y alucinantes citas pictóricas sus imágenes viradas en rojo demoníaco. Propone igualmente una oscura y malvada (estimulante) relectura de la ultracatólica Marcelino pan y vino  (no profundizaré en ello para no reventar el final a quienes no han visto todavía la película), una defensa de los demonios proletas, perdidos en un mundo (el nuestro) más infernal que el Averno mismo. Y se pone épica en su conclusión, tanto como política en clave oculta, lo que la acaba por emparentar con aquel censurado Juan Soldado que Fernando Fernán-Gómez rodara en los primeros 70 para TVE. 

A favor: Su estética barroca, gótica y de burtoniano cuento oscuro. 

En contra: Que se la despache meramente como un producto infantil. 

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