Es bien sabido que Dragon Ball, pero de una manera u otra siempre acababan convenciéndole de hacer un poquito más. De hecho, originalmente lo que quería era que buscaran las bolas de dragón y, una vez encontradas, terminar ahí mismo. Sin embargo, después lo amplió a los 10 volúmenes. Y a los 13. Y a los 42 que finalmente tuvo, después de tratar de terminar en la saga de Freezer y de Célula sin éxito. Pero, por fin, en 1993, pudo empezar la saga final a su manera... O eso creía.
Ahí viene Son Gohan 4w5b70
Este capítulo empezaba con una advertencia: "¡Dragon Ball seguirá un poco más! ¡Desde ahora, tomando el lugar de Goku como el protagonista estará su hijo, mucho más serio, Gohan!". Tenía sentido: Gohan fue la persona que acabó con Célula y en las últimas viñetas se veía que estaba adquiriendo el poder de su padre, una especie de relevo generacional. Sin embargo, Boo acaba absorbiendo a Gohan y es su padre el que tiene que volver a pegar una paliza al villano, como es habitual.
Entonces, ¿qué había de cierto? En el Daizenshuu 2, Toriyama revela la verdad: "Intenté poner a Gohan como protagonista. No funcionó. Sentí que, comparado con Goku, no estaba preparado". O sea, que el propio Toriyama cambió de parecer a mitad de saga. Y sí, en un origen pretendía dejar a su padre muerto, como se puede leer en la introducción original del tomo 35: "Creo que es mejor no sentirme cercano a los personajes que dibujo, pero incluso así creo que es triste ver la muerte de un protagonista al que he dibujado durante 10 años. He pensado en otras cosas, pero creo que dejarle morir fue lo mejor. He intentado no ser demasiado trágico, pero aún así, lo siento, Son Goku, por favor perdóname".
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No son las palabras de alguien que pretende resucitarle un par de episodios después, desde luego. Sea como fuere, lo cierto es que el final que tuvimos fue digno de la franquicia, eso sí, aunque fuera obra de la mítica falta de planificación de Toriyama. ¡Cosas que pasan!
