Para contar esta historia, tenemos que retroceder varias décadas. En concreto, hasta los 80. Arnold Schwarzenegger.

Cualquier actor mataría por participar en una película junto a Schwarzenegger. El austriaco ya había estrenado La caza del Octubre Rojo (1990).
Y justo eso debió de pensar también Van Damme, quien se interesó por el proyecto, pero cuanto más profundizaba en la producción, menos le interesaba, según recoge nuestra web hermana AlloCine. "No tenía la menor idea de qué se trataba", declaró la leyenda de los efectos especiales Steve Johnston a la Stan Winston School of Character Arts.
Johnston le mostró al actor el traje de alienígena que tendría que llevar y él quedó completamente horrorizado. "Pensó que esa era la apariencia real de la criatura en la película y dijo: 'No me gusta, no me gusta, parezco un superhéroe'. Estaba realmente enfadado", recuerda. Van Damme no se había dado cuenta de que el traje iba a taparle por completo y su rostro iba a quedar cubierto.
'Jean-Claude, ¿no te lo hemos dicho? ¡Es un traje técnico, serás invisible durante la mitad de la película!' Esto lo enfureció aún más. Pensó que podría practicar artes marciales, que podría luchar contra Arnold Schwarzenegger... ¡Era completamente imposible! No se dio cuenta de que sería el equivalente a un especialista

Van Damme quería demostrar en pantalla todo lo que valía físicamente y tener que esconderse detrás de un traje que pesaba 90 kilos se lo impedía un poco. El hecho de que encontrara el disfraz antiestético, incómodo y demasiado caluroso generó muchas tensiones y fue retirado del proyecto. En su lugar llegó Kevin Peter Hall, un actor que medía 2,20 metros y que volvió a interpretar a la criatura en la secuela.
Por suerte para el belga, su gran oportunidad no tardó en llegar. Protagonizó Soldado universal (1992).